Profundo pesar en Puerto Madryn causó este jueves la muerte del reconocido y querido doctor Fortunato Abrany, en horas de la tarde. Profesional médico excepcional, que atendió y ayudó a dar luz a generaciones enteras, con la dedicación, bondad y responsabilidad que lo marcaron durante toda su vida. A los 88 años nos dejó el “queridísimo doc”, como lo definieron cientos de vecinos que se volcaron a las redes para despedirlo.
“Toto”, como lo conocían todos, nació un 2 de mayo en Trelew, allí se crío y vivió durante su adolescencia. Pero desde hace más de 60 años era madrynense por adopción, y así lo decía con orgullo. Contaba que cuando se instaló en Madryn fue por casualidad, ya que Salud Pública lo había enviado 4 meses para después volver al Hospital Zonal. Pero al poco tiempo decidió volver y nunca más se fue.

“Hace más de 55 años que estoy en Madryn trabajando, no me he movido y actué siempre en la ciudad. Atendí mucho en la ginecología y en la parte quirúrgica también. Ahora estoy haciendo un poco de relax porque no atiendo más nacimientos ni opero más”, contaba el vecino en una entrevista a CANAL 12 durante diciembre de 2018, en el marco del Día del Médico.
“A los pacientes no se los puede dejar olvidados o abandonados. Cada paciente que viene es una persona que entrega la salud y uno tiene que responder a eso”
En junio de 2022 fue reconocido en la sede de la Sociedad Española como ´personalidad destacada en la comunidad’ por su incansable labor y vocación se servicio. “Estoy muy contento porque a veces salgo a la calle, camino 15 metros y me paran para saludarme. Me dijeron que el día que yo cumplí años salieron por Facebook muchísimos saludos, eso significa que la gente me conoce y me aprecia”, decía Abrany en aquella oportunidad, con la humildad y simpleza que siempre lo caracterizaron.
‘Desde su lugar de médico de excelencia, amante de su profesión, y enteramente dedicado a ella, esta calidez y entrega incondicional, esta mano-caricia que recibe al paciente es la que sin duda predispone a la cura. Uno siente que está en buenas manos, acaso manos de padre protector. Pareciera entender como pocos ese lugar del herido, del que padece y teme. Desde su propio lugar de dolores se comunica con él, estableciendo una paridad desde lo humano que lo hace crecer profesionalmente’, escribió hace algún tiempo la vecina Elida Fernández.
Otros actores seguirán su camino en la huella infinita de la vida. Que en paz descanse, Toto.