La investigación evidencia ribetes sumamente oscuros y desde el Misterio Público Fiscal de Esquel creen que el crimen de Alejandro Ernesto Olenik ocurrido el pasado 18 de septiembre se habría cometido para desviar la investigación del homicidio de Copponi y desincriminar al actual imputado.
Aseguran que hubo planificación, engaño y traición. La hipótesis del equipo que encabeza la fiscal María Bottini, sostiene que la autora de este crimen, madre del imputado por el homicidio de Copponi, eligió a una víctima sumamente vulnerable, que confiaba en ella, para desvincular a su hijo. Olenik, según lo que pudieron verificar hasta el momento los investigadores, no tendría ningún vínculo con Copponi ni con su entorno.
Ahora, la mujer fue detenida y llevada a audiencia en donde se dispuso su prisión preventiva por un plazo de seis meses, la decisión del juez Martín O’Connor fue revisada a pedido de la defensora particular Nelly García, pero el tribunal revisor confirmó la medida de coerción.
El hecho
El 18 de septiembre, personal de Comisaria Distrito Primera Esquel, respondió a un llamado que pedía presencia policial en el edificio de AJURPE de calle O´Higgins Nº 1021. Al llegar constataron el fallecimiento de un hombre joven que se había alojado ahí, el día anterior. Se trataba de Ernesto Alejandro Olenik de 36 años.
Sobre la mesa de luz había un sobre conteniendo un manuscrito. El texto cerraba con el nombre de Olenik y su número de CUIT. El contenido era una confesión en la que se responsabilizaba del homicidio de Federico Enrique Copponi, ocurrido en junio de este año y decía que por esa razón se había quitado la vida. Dos cartas similares fueron dirigidas a la abogada defensora del imputado, Saénz de Zumarán, y al abogado de la querella.
El cuerpo no presentaba signos de violencia, solo un hematoma en un antebrazo que podría corresponderse con una inyección. Durante la autopsia fueron tomadas diferentes muestras biológicas para su posterior análisis de laboratorio. El resultado arrojó la presencia de una droga de uso tópico cuya ingesta resulta mortal.
La investigación permitió reconstruir el derrotero de Olenik desde el momento en que contactó a la persona que le alquiló esa habitación por una noche y al que ingresó con una mujer. El análisis de diferentes cámaras de seguridad y la entrevista a taxistas, permitió identificar a quién sería su acompañante. La madre del imputado por el crimen de Copponi. Olenik y la mujer tenían un vínculo desde hacía tiempo, laboral y de amistad o íntimo.
En el allanamiento realizado en la vivienda de la mujer se encontraron frascos de flores de Ralph y el análisis de laboratorio arrojó un dato relevante: El contenido del frasco no eran esencias de flores, era la misma droga que se encontró en el cuerpo de Olenik.

Los investigadores también analizaron la carta encontrada, la letra no se corresponde con la de otros escritos de Olenik, tampoco la forma de escritura, ni su firma. Los datos que ofrece esa carta son precisos, hacen referencia a datos obtenidos por la investigación y expuestos en audiencias. El escrito estaba fechado unos días previos al hallazgo del cuerpo, más precisamente el 14 de septiembre. Un día después, el 15, la imputada fue a visitar a su hijo a la Comisaría. El cuerpo de Olenik fue hallado el 18.
Bottini sostuvo que por el contexto que involucra al caso Copponi y puntualmente a un aparato de telefonía celular de ese hecho, develado adrede en la carta que no sería de puño y letra de Olenik, da fuerza a lo que podría ser una escena montada de autoincriminación.