Una nueva medida volvió a dejar en evidencia el desgaste de la relación entre el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y las Fuerzas Armadas. En esta ocasión, el Jefe de Estado tomó la decisión de destituir al comandante del Ejército, en el marco de los ataques ocurridos en Brasilia días atrás por partidarios del ex mandatario Jair Bolsonaro.
Poca resistencia
De este modo, Lula cesó de sus funciones al general Júlio César de Arruda, dos semanas después de los violentos episodios del 8 de enero, cuando una multitud atacó distintas sedes de los poderes públicos en la capital brasilera, sin que se observara resistencia por parte de las fuerzas armadas y la Policía.
Transición acelerada
Arruda había asumido de manera interina el pasado 30 de diciembre, durante los últimos días del gobierno de Jair Bolsonaro, y se había mantenido en el cargo en acuerdo con el equipo de transición. Ahora, será sustituido por el actual comandante Militar del Sudeste, general Tomás Miguel Ribeiro Paiva. En tal contexto, Lula sospecha de una presunta connivencia militar con la invasión perpetrada en Brasilia por parte de seguidores del ex mandatario conservador.


Conspiración
“Había muchos conspiradores. Hubo mucha gente de la policía militar que conspiró. Mucha gente de las Fuerzas Armadas aquí adentro fue connivente. Estoy convencido de que la puerta del Palacio de Planalto se abrió para que entrara esta gente porque no hay ninguna puerta rota. En otras palabras, alguien facilitó su entrada aquí”, expresó Lula en conferencia de prensa.