En un Templo del Rock con un gran marco de público, el equipo que dirige Martín Villagrán despachó con solidez a Obras por 85-79 para quedarse con la primera edición de la Copa Súper 20 y la clasificación a la Liga Sudamericana. Hubo festejo, desahogo y copas.
El campeón hoy contó con un Yoanqui Mencia intratable, que indudablemente está hecho para jugar este tipo de partidos decisivos. Desde que llegó a Comodoro, demostró ser uno de los mejores extranjeros de nuestra Liga, pero también por carácter, por ese empuje que tiene, y hoy lo dejó plasmado también en números: 21 puntos y 10 rebotes. Soberbio.
Todo esto fue parte también de un brillante trabajo colectivo y general, porque esa labor de obrero de Gramajo como su compañero de dupla (16 tantos y 6 rebotes), el manejo de Orresta desde la base (8 unidades), la capacidad anotadora de White (20 unidades, 4 asistencias y 2 rebotes) o el buen ingreso de Barreiro (8 puntos y 5 rebotes) también le dieron alas a este equipo.
Innegablemente la defensa termina siendo la piedra angular de toda la pirámide exitosa que fue edificando el Mens Sana. Bajo la filosofía de Villagrán, Gimnasia se caracterizó por tener una defensa colosal, con muchísima agresividad y cubriendo a la perfección todos los espacios. Tiene hasta piernas para poder ejecutarlo de manera excelente, y eso se vio traducido cuando a la vuelta del descanso largo pudo torcer la historia a su favor luego de estar 10 puntos abajo.
Los dos equipos fueron intensos, por momentos tomando decisiones algo apresuradas en ataque, pero entendiendo la clave defensiva. Los comodorenses pegaron con algunos muy buenos pasajes, sobre todo en el tercer cuarto, pero estuvieron bastante contenidos ante un Obras que siempre los incomodó.
Si a todo el trabajo defensivo le sumamos que, cuando el Verde logró oportunas y muy precisas acciones en ataque, explotando el pase extra y con un muy buen acierto, amalgamó su ventaja y la fue consolidando. Pero el partido nunca se quebró hasta el final y eso fue mérito también de un Tachero que no bajó los brazos, que vivió empujando para recortar la diferencia y en ningún momento se dio por muerto. Por supuesto, cada vez que el Aurinegro apretó, Gimnasia mostró los dientes y le fue poniendo paños fríos a cada arremetida.
Y, Comodoro dejó en claro que va por todo. Por la Liga Nacional también, claro.
