Esta semana se compartieron los resultados de los trabajos realizados, en forma conjunta, por ONU Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para la promoción del empleo femenino desde el abordaje de género, a través de políticas productivas y sistemas de cuidados. La Argentina fue uno de los cinco países del mundo (el único en América Latina) que formó parte del programa.
Quiénes estuvieron presentes
La secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería Argentina, Cecilia Todesca Bocco encabezó la mesa de cierre -de carácter tripartito: sindicatos, empresas, sector público- que estuvo coordinada por Valeria Esquivel, especialista en Género y Políticas de Empleo de la OIT, y contó con la participación de Irini Wentinck, Presidenta de la Comisión de Género y Diversidad de la RED MIA, de la Unión Industrial Argentina, y Mercedes Cabeza, Coordinadora de Género de la CTA Autónoma.
Con perspectiva
“La intersección entre una política industrial y científico tecnológica actualizada y la perspectiva de género, en particular en materia de generación de empleo digno y una mejor distribución de las tareas de cuidado, representa una oportunidad para pegar un salto en materia de desarrollo”, dijo Todesca Bocco.
“Lo que es bueno para la macro, también lo es para las mujeres y viceversa. Necesitamos actualizar y retroalimentar las políticas públicas para poder generar más trabajo y mejor trabajo y tenemos que garantizar, al mismo tiempo, que las tareas de cuidado no recaigan sobre las mujeres. Al mismo tiempo, podemos aprovechar las infraestructuras de cuidado como un método directo e indirecto para la generación de empleo, con derechos y buenos salarios”, agregó.
Impacto positivo
Los trabajos presentados incluyeron una guía para que las empresas, en particular las PYMES, puedan incorporar la perspectiva de género y los estudios de caso para las provincias de Santa Fe y Chaco. La principal conclusión de las investigaciones realizadas es que tanto las políticas productivas con perspectiva de género como la inversión en infraestructura de cuidado tienen un impacto directo y positivo sobre el empleo en general, en particular en la cantidad y calidad de empleo para las mujeres y por lo tanto mejoran las perspectivas de crecimiento y la distribución del ingreso.
Por este motivo, la inversión en infraestructura de cuidado que siempre representa un monto relevante trae aparejados beneficios que se multiplican en los territorios y que, a través del aumento del empleo y la actividad, implican un incremento de la recaudación y transforman la escena productiva y social.
