El Padre Carlos Mugica fue asesinado el once de mayo de mil novecientos setenta y cuatro. Se cumplen cincuenta años de aquella jornada. Nacido en una cuna de clase alta y anti-peronista abrazó la política fuertemente antes del regreso de Juan Perón tras el exilio forzado después del golpe de estado en mil novecientos cincuenta y cinco. Su muerte, de la cual se dividió la autoría entre la “Triple A” y “Montoneros”, motivó un profundo dolor entre los mas humildes.
Mugica: del amante de los deportes a decidir tomar los hábitos
De golpe en golpe, como su afición por los deportes, entre los que se incluye el boxeo, pasó la vida, en menos de cuarenta y cuatro años, de Carlos Mugica: nacido durante la temporada en que derrocaron a Yrigoyen, anti-peronista tras la caída del líder carismático, encontró la muerte dos años antes del último llamamiento a los cuarteles, en medio de las balas y las bombas cruzadas, antes y posteriormente a la muerte de Perón que incluyó la suya propia.
Acorralado por López Rega (Mugica trabajó bajo su órbita en la secretaría de acción social) y por la conducción de Montoneros – Mugica había expresado públicamente que se estaba llevando a la juventud, de entonces, a tomar las armas, pero esa no era su opción- las dudas desde donde vinieron las balas para matar al Padre del pobrerío mantienen la incógnita, aún a medio siglo de aquella fecha.
Según el periodista Ceferino Reato, biógrafo del dictador Jorge Videla, y autor del libro sobre el crimen de José Rucci (hecho sucedido ocho meses antes del asesinato de Mugica) fueron los integrantes de Montoneros -surgidos como grupo desde la Acción Católica- quienes mataron al fanático hincha de Racing con “percha” de galán de las telenovelas de antaño.