Editorial – Culminó el período ordinario del Concejo Deliberante de Puerto Madryn, con la aprobación de expedientes que permitirán la realización de obras de pavimento y servicios para la ciudad. No obstante, el balance legislativo deja un sabor a poco.
Ha sido un año marcado por los acuerdos políticos, a diferencia de los chisporroteos que fueron característicos en los primeros años de gobierno del sastrismo. Esta situación, que es positiva en algunos aspectos, porque le aporta celeridad a la definición de asuntos importantes, también opacó la tarea de los concejales.
Hay excepciones, por supuesto. Debemos subrayar la tarea de Juan Duarte, un concejal que ha sido sensible a los temas de la comunidad y muy coherente con su ideología. De la misma manera, Federico Garitano logró destacarse en el recinto, y también fuera de él, con posicionamientos firmes, sólidos y comprometidos sobre los temas de actualidad. Eso es tan cierto como decir que la performance de la mayoría de los concejales ha pasado desapercibida para la comunidad.
Por un lado, están los levantadores de mano seriales. En el oficialismo sobran. Calientan la silla y levantan la mano. Si pudieran levantar las dos lo harían y si los dejaran, levantarían los pies también. Eso sí, ninguna palabra para justificar lo que están votando. Mucho menos un discurso.
En el otro extremo están los que se oponen a todo. Ahí tenemos a la concejala Concina que vive en el país del Nunca Jamás. Para ella, todo está mal, hasta lo que está bien y eso tampoco le sirve a la comunidad.
La comparación con concejales de otra época es ineludible. Juan Carlos Tolosa, Pedro Giménez, Nora Rodriguez, Esteban Yerio, Federico Montenegro, son algunos representantes del pueblo que dejaron una marca y una impronta en el Concejo Deliberante local.
Hoy, salvo las excepciones señaladas, hay un protagonismo escaso y muy poco interés en los temas de la comunidad. Alcanzaría con recorrer las instituciones, las juntas vecinales, dialogar con los referentes sociales, escuchar a los vecinos, para conocer de primera mano cuáles son los temas que desviven a los madrynenses. Surgirían de esas charlas, innumerable cantidad de temas que podrían ser abordadas en el cuerpo deliberativo; cuestiones relacionadas a la salud, la educación, la seguridad, y también problemáticas importantes y complejas como las que competen a la discapacidad, la violencia de género o los adultos mayores.
Ojalá el año que viene levanten la puntería. Y que no nos vengan con que es un año electoral. Porque las necesidades de los vecinos no se toman vacaciones en épocas electorales. La banca que ocupan, deben honrarla todos los días del año